Todo a punto de explotar

¿Alguna vez has propiciado una situación de la que te cuesta salir y en la que, cada cosa que pasa, te lleva más al abismo?, pues esto es lo que va ocurriendo poco a poco en «El sueño de la bomba atómica», obra teatral dirigida y escrita por Julián Arango Osorio y protagonizada por Jimmy Vásquez y Daniel Calderón. Aunque está catalogada como una comedia, la risa casi siempre asoma tímidamente y, contrario a su nombre, no es explosiva. Es la risa casi culpable del humor negro, que siempre viene acompañado de un contenido fuerte y que suscita la reflexión. Al salir, le dije a mis amigos Jimmy Vásquez y Daniel Calderón que debía rumiar para pensar mejor el sentido definitivo de la obra y elaborar una opinión al respecto. Un par de días después de verla, debo decir que se trata del el azar y sobre cómo las casualidades pueden lograr las mejores y las peores cosas, así como construir relaciones casi imposibles pero indisolubles. El título anticipa una bomba atómica y este elemento anticipa una situación explosiva que tarde o temprano podría estallar.

Lo que acabo de decir no significa, ni mucho menos que «El sueño de la bomba atómica» sea una obra aburrida y confusa, por el contrario, se trata de una muy divertida pieza teatral en la que, con pocos recursos visuales, un par de excelentes actores nos construyen un universo que está mucho más allá de lo que vemos y que, gracias a un texto profundo e inteligente, nos lleva a reflexiones que se prolongan más allá del acto escénico. En ese sentido, las fronteras de la puesta en escena se expanden hasta los límites que la imaginación de cada espectador permita. La trama es realmente simple: dos amigos de toda la vida se dan cita en una panadería después de un tiempo sin verse y allí surge un plan absurdo que puede cambiar sus vidas. De allí en adelante, los límites entre la realidad y el absurdo son finos y en la propuesta escénica se hace uso de recursos como romper la cuarta pared para crear complicidad entre actores y espectadores.

Para poner un calificativo, puedo decir que esta es una obra valiente en la que dos actores se enfrentan al público para llevarlo a un viaje mental en que se reconstruye una amistad de años entre dos personajes muy distintos, que atraviesan distintos y serios problemas y en donde se cruzan temáticas como la depresión, la falta de aceptación y de autoestima con juegos de palabras humorísticos que funcionan bastante bien. La amistad, el rencor y la empatía se atropellan unos a otros en la relación de los dos personajes principales a los que unen vínculos más fuertes que la amistad misma.

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