
La transmisión de televisión, sin embargo, mostró todo lo contrario. La alfombra roja por la que desfilaron las estrellas de la noche, los chistes de los presentadores, la noticia de la serie más ganadora con bombos y platillos y los mejores vestidos pretendieron opacar lo que era inocultable: la industria de la televisión colombiana (que elige los ganadores de este premio) le está dando un fuerte mensaje a los canales privados nacionales.
Hasta hace seis años estos premios eran elegidos por un jurado y siempre se tuvo la suspicacia de que RCN, dueño de la transmisión para televisión, manipulaba los resultados para ser el ganador. La junta directiva de los premios inició, entonces, un proceso en donde los canales postulan sus productos, un comité técnico nomina los mejores y más de 600 personas vinculadas a la industria votan por los ganadores, con un proceso riguroso de auditoría a los resultados. Desde hace cuatro años hago parte de ese comité técnico como representante de la crítica de televisión.
Ha sido un proceso arduo pero muy interesante. Cada año debemos ver gran cantidad de horas de televisión provenientes de canales locales, regionales, nacionales y comunitarios y anualmente hacemos una reunión de comité, en la que alrededor de una mesa todos los sectores de la televisión colombiana debatimos sobre lo que se hizo, se está haciendo y debería hacerse en el futuro. Ha sido muy satisfactorio ver la evolución que han tenido estos premios y mi aporte ha sido siempre apostar porque sean más incluyentes y menos reducidos al show (que también debe existir para que el público se conecte con los premios).
Es cierto que los canales privados tienen la presión de competir por el raiting (fórmula obsoleta que aun define la pauta publicitaria), mientras que la mayoría de los públicos tienen mayor libertad para hacer propuestas innovadoras y apostar por contenidos de calidad. El problema es que la mayoría de los colombianos no conocen ni aspiran a conocer estos buenos contenidos, premiados en Colombia y el exterior, y esta buena televisión parece estar condenada a la invisibilidad.
Es momento de que nos pasemos a la tv pública o demandemos de la privada mejores contenidos y respeto por los espectadores. El panorama de la televisión actual en el mundo no se parece casi en nada al del siglo pasado, pero los canales privados colombianos parecen no darse por enterados y poco han hecho para adaptarse a este nuevo entorno, luciendo cómodos con su hegemonía. Sin embargo, parece inminente que en pocos años los reyes de la televisión colombiana no serán Caracol y RCN si no las filiales colombianas de canales como FOX, Warner y CNN.