Bailar sin fronteras

MAO’S LAST DANCER DE BRUCE BEREFORD

Hay que reconocer que si hay algo que a los occidentales nos parece exótico y distante es la cultura del lejano oriente y si a esto le sumamos un regimen político distinto (como el chino) el exotismo puede llegar al borde de lo incomprensible.  Gran parte de nuestro desconocimiento de esta milenaria e interesante cultura proviene de que nuestros referentes, la forma en la que hemos hemos mirado la cultura china ha sido la mayoría de las veces desde otra cultura que a la vez la ha mirado: La norteamericana.
Es gracioso que muchos asocien las películas de China con las «películas de chinos» que para gran parte de nuestra generación significan artes marciales, acrobacias y efectos sonoros estridentes (Jackie Chan, Jet Li, algunas de Bruce Lee…¿les suena?). No son muchas las películas auténticamente chinas que llegan a nuestra cartelera y muchas de las más reconocidas son dirigidas por maestros occidentalizados como el gran Zhan Yimou (Héroe, La casa de las dagas voladoras, etc.).
Por todo lo expuesto, me produjo gran curiosidad asistir al lanzamiento de la película «El Prodigio» (Mao’s Last Dancer), una película australiana de 2009 que sólo ahora llega a nuestra cartelera comercial y que tiene lugar entre China y Estados Unidos. Mao’s Last Dancer está basada en la historia real de Lin Cunxin, un maravilloso bailarín de ballet con un origen humilde que logra hacer una pasantía en los Estados Unidos en plena década de 1970, en plano auge del maoismo y desafía al sistema al decidir quedarse en occidente.
Lo primero que podría haber ocurrido con la película era convertirse en un panfleto pro-occidental (como acostumbra hacer Hollywood con estas historias) y era lo que parecía que fuera a pasar al contrastarse el recuerdo del discurso comunista de demonización occidental en una escuela rural china con el momento en que Cunxin conoce las «delicias» de occidente; pero rápidamente la película esquiva este recurso fácil para adentrarse en una historia con un valor tan universal como la libertad.
La película tiene una trama de superación personal que la asemeja a otras pero que no concluye ni se sacia con el éxito profesional del personaje, presenta crítica política pero no se parcializa en contra del comunismo al presentar también las incoherencias y paradojas del consumismo occidental, es un drama con mucho corazón pero no se recrea en el dolor ni la sensiblería.
En conclusión, estamos ante una película hermosa que por momentos nos recuerda otras bellas historias sobre el arte de la música y la danza como Billy Elliot, Adiós a mi concubina o Madame Butterfly pero que nos sorprende en cada giro de la trama con momentos tremendamente humanos y personajes que evolucionan durante toda la historia.
El libro, best seller, en el que se basa esta historia, logra hacer un relato honesto y original que no sé hasta que punto refleje la realidad política y cultural de la China de finales de los años 70, pero es seguro que nos hace pensar en lo ancho y ajeno que es nuestro mundo y lo bonito que es conocerlo a través de ese gran balcón que es el cine.

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