La nueva experiencia del teatro online

Es claro que nadie estaba preparado para estar encerrado por un largo tiempo en su casa, mucho menos para cerrar sus negocios y ver paralizada parte de su vida y su actividad económica.  La dura lección que nos trae este 2020 es que no podemos dar nada por hecho y que las grandes crisis traen también grandes retos.  Sin duda, uno de los sectores más afectados por la situación actual es el de la cultura. Salas de cine, museos, galerías y teatros están cerrados desde marzo y, cinco meses después, es incierta su reapertura.  En esta coyuntura, algunos promotores culturales han echado mano de su gran ingenio y recursividad para intentar sobrevivir a esta difícil situación usando las redes sociales y las plataformas digitales para ofrecer sus servicios hasta que los teatros puedan volver a abrirse.  Por el bien de la cultura, esperamos que esto sea posible cuanto antes y con el menor riesgo posible.
Uno de los teatros que ha incursionado en esta rara modalidad del «teatro virtual» es La maldita vanidad, uno de los más importantes de la escena bogotana, con más de diez años de trayectoria y de gran prestigio en el círculo de la cultura colombiana.  Después de adquirir sede propia en el barrio Palermo, epicentro de la actividad cultural bogotana reciente, La maldita vanidad alcanzó a ofrecer un amplio portafolio de servicios para artistas y público en general con una oferta que incluía un café bar, un hostal y dos salas de teatro.  La crisis ya los obligó a reducirse a su mínima expresión, manteniendo su sala original, pero ellos se han reinventado (palabra necesaria pero odiosa por estos días) para llevar a su público sus obras más emblemáticas a través de una pantalla.
La semana pasada tuve la oportunidad de ver una vez más su montaje La bailarina y la escopeta, dirigida por Ella Becerra e inspirada en las obras del célebre autor ruso Anton Chejov.  La obra estuvo en temporada hace algunos años y ofrecía al espectador la experiencia de ver la función eligiendo uno de tres espacios en la casa en donde transcurría la acción. A un texto bien estructurado, que respeta el espíritu del autor clásico, se suma un elenco conformado por actores con carácter y presencia escénica. La nueva experiencia incluye la posibilidad, propia de la cinematografía, de la ubicuidad del espectador que puede, como no es posible en las salas, mirar lo que ocurre en distintos espacios por medio de una pantalla dividida.
La obra es la misma, pero la experiencia es muy diferente.  Aunque se trata de una medida excepcional e inteligente para superar la crisis actual, resulta un recurso interesante y que, sin duda, deberá ser tenido en cuenta para enriquecer la experiencia teatral cuando retornemos a la llamada «nueva normalidad».  Aquí puedes reservar tu boleto para la función virtual en la temporada que va hasta el 22 de agosto.

Igualmente, los invito a apoyar la iniciativa de la Asociación Colombiana de Actores (ACA) para salvar las salas de teatro colombianas.  Puedes hacer tu aporte y compartir en tus redes con el hashtag #SalvalaSala.

salvalasala

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