
Esta semana terminé de ver una serie de HBO (de solo 14 capítulos, en dos temporadas) de la que había oído hablar y que, en concepto de muchos, era un excelente ejercicio narrativo y de interpretación. El solo poster ya deja pistas de la gran calidad del elenco principal conformado por cinco grandes actrices: Reese Whitherspoon, Nicole Kidman, Zoe Kravitz, Laura Dern y Shailene Woodley. En la segunda temporada participa (con un excelente papel, como siempre) la incomparable Meryl Streep. El elenco masculino, aunque secundario en la mayoría de las tramas, también tiene actuaciones magníficas como las de Adam Scott y James Tupper, pero sin duda el más destacado es Alexander Skarsgard, que sigue demostrando que su familia es uno de los clanes de actores más respetado del momento.
Desde el inicio me llamó la atención que la ira es el motor de la historia y, detrás de ella, la mirada de cada una de las protagonistas sobre su sexualidad y la relación con la maternidad. Los niños de la serie son fundamentales también como detonantes del conflicto y un reflejo de las relaciones de sus padres. En este punto, la serie acierta al escenificar los conflictos en el microcosmos de un aula de educación básica y las interacciones que en ella ocurren entre los maestros, los niños y sus padres de clase alta en un pequeño pueblo californiano (nota al margen: tuve la fortuna de conocerlo en un viaje por la pacific coast road, y es hermoso).
Así las cosas, comparto con ustedes mi análisis de los personajes desde esta perspectiva, invitándolos a ver esta excelente serie (disponible en HBO Max). Aunque procuraré no hacerlo, este comentario puede tener algunos spoilers (solo de la primera temporada).

Madeline Mackenzie (Reese Whitherspoon): Sabemos poco sobre el pasado de este personaje, pero es claro que siempre quiere llamar la atención e inmiscuirse en todos los asuntos de su comunidad (sin duda, sería la administradora del chat de «papitos» en Whatsapp). Constantemente se hace referencia a su baja estatura y es probable que de allí venga esa necesidad de destacarse. Maddy hace honor a su nombre (Mad-loca) por su falta de filtro para decir y hacer las cosas y su atracción por el conflicto. Su ira se manifiesta en grandes despliegues de «rabietas» físicas y verbales. Sin embargo, es el personaje más transparente de la serie pues, a excepción de su infidelidad, es alguien que suele comportarse igual en lo privado y en lo público. No ha superado la relación con su ex-marido y por eso el sexo con su nueva pareja es aburrido e insatisfactorio.

Celeste Wright (Nicole Kidman): Siguiendo con los juegos de palabras, Celeste Wright irradia claridad y paz (celeste) y también luce como todo lo que está siempre perfecta (right). Sin embargo, detrás de su impecable apariencia y la de su esposo (en un interrogatorio, un padre de la escuela dijo: «me los cogería a los dos»), se esconde uno de los mayores dramas de la serie: el abuso físico y verbal y un tóxico ambiente de violencia. Aunque buena parte de su historia se desarrolla en la segunda temporada, la relación de Celeste con la ira es acallarla por completo, reprimirla para proteger su familia e ignorar la violencia de la que es víctima para «salvar su matrimonio». Este personaje es el más complejo en el plano sexual, pues desarrolla una tóxica relación sexual sadomasoquista con su esposo que, de alguna manera, le permite aceptar y justificar el maltrato. La relación con sus hijos siempre es apabullada por su esposo, por lo que tampoco tiene su respeto.

Jane Chapman (Chailene Woodley): A diferencia de los dos personajes anteriores, Jane es una mujer que está huyendo de un pasado trágico, del que poco a poco nos vamos enterando. Jane vive en el pasado y esto la lleva a vivir una vida gris en donde la ira está siempre a punto de estallar y el sexo ha sido cancelado para siempre. Sueña constantemente con su agresor sin rostro y su deseo de venganza y ama a su hijo, pero vive con el temor constante de que se convierte algún día en su padre. Su vida está en un eterno paréntesis que solo podrá cerrarse cuando logre superar el trauma del pasado. Adicionalmente, siente la presión de no encajar en una sociedad clasista y cerrada que mira con sospecha al recién llegado, y mucho más si no pertenece a su clase social.

Renata Klein (Laura Dern): Renata es la típica mamá problemática del colegio: clasista, agresiva y manipuladora. Cree que todo lo merece porque siempre ha obtenido todo lo que quiere. Es exitosa en su profesión y, a base de trabajo duro, lleva una vida de lujos. Renata es la excepción al conjunto de madres abnegadas de su comunidad, que renunciaron a su profesión para criar a su hijos, y esto la hace infeliz e insegura con su maternidad (aunque no lo demuestre). Poco sabemos de su vida sexual, pero sí es claro que para ella lo fundamental es su éxito profesional y el reconocimiento público. A diferencia de Jane, Renata vive en el futuro y está dispuesta a atacar a cualquiera que se interponga en su camino. Su ira aparece cuando siente amenazado su estilo de vida y su estabilidad familiar y suele dispararla contra quienes considera inferiores (casi todos), a veces de forma abiertamente agresiva y, en otras, en forma de fingida amabilidad y condescendencia. Aunque podría pensarse que es un error de casting el hecho de que sea muy mayor para tener una niña en edad escolar, esto nos da un indicio de que solo abrazó la maternidad cuando sintió que había llegado a un punto profesional deseado. Sin embargo, es la única de las cinco que tiene una niñera para su hija y que le celebra sus cumpleaños con piñatas grandilocuentes orientadas más a los adultos que los niños (como invitar a un grupo de música disco de los 70s).

Bonnie Carlson (Zoe Kravitz): Bonnie se presenta inicialmente como la amable y tranquila esposa del ex de Maddy. Es joven, bonita y amable. Es profesora de yoga y lleva una vida apacible y saludable, es amiga de los jóvenes y despierta enemistad entre las madres por su aspecto físico y estilo de vida «hippie». Aparentemente, es la más equilibrada y tiene su corazón libre de ira, pero en su caso se trata de alguien que aprendió a vivir con sus traumas y ha desarrollado técnicas para contener y tramitar sus sentimientos (lo que vuelve loca a Maddy, que representa lo opuesto). Aunque se expresa con dulzura, su semblante suele transmitir una honda tristeza.
Aunque la historia todavía podría dar para más, me alegra saber que no se hará (por el momento) una tercera temporada. Siento que a veces hay que dejar terminar las historias a tiempo y dando espacio para la imaginación de los espectadores. El final de la segunda temporada es suficientemente claro y cierra los arcos narrativos de cada uno de los cinco personajes principales, catalizados cada uno por los secundarios que se oponen en la temporada: la detective, la mamá de Bonnie y, sobre todo, la mamá de Perry que representa un equilibrio a este grupo de mujeres empoderadas para constatar que el machismo no es un asunto exclusivo de los hombres. Aplausos de pie para esta gran serie, maravillosamente interpretada pero cuyo principal mérito es un guion lleno de matices y personajes complejos.