Reseña de «El callejón de las almas perdidas» de Guillermo del Toro (2021).

Una película de Guillermo del Toro que incluya a Bradley Cooper, Rooney Mara, Cate Blanchett, Williem Dafoe, Ron Pearlman y Toni Collete, entre otros grandes actores; basada, además, en una novela de 1946 y una película clásica de 1947; con una fotografía y un arte excelentes, tendría todos los ingredientes para ser maravillosa, pero no lo es. Desde que vi el trailer me llamaron la atención las imágenes, pero no entendí bien de lo que se trataba la historia y, curiosamente, siento que la película tampoco logra resolverlo del todo.

Quiero empezar aclarando que no se trata de una mala película; que tiene momentos bien logrados, impactantes y poderosos; que las actuaciones son buenas y que visualmente es muy rica… pero esta historia daba para mucho más. Su principal problema, sin duda, es su larguísima duración: en 140 minutos la historia da muchos tumbos, se pierde y se vuelve aburrida por momentos y el conflicto no alcanza a estar muy claro, más allá de ser una historia de transformación de personaje. Esta duración excesiva hace que pierda impacto toda posible sorpresa y que la atmósfera maravillosa que se construye por momentos se convierta a la larga en un simple telón de fondo. El montaje falla al no elegir que se debe y que no se debe contar y pierde mucho tiempo con escenas de ilustración, caracterización de personajes o casi anecdóticas. Además de esto, tiene problemas de estructura, pues durante la primera mitad (que es casi una película distinta a la segunda) estamos entusiasmados por la feria, pero no sabemos bien cuál es el conflicto de la historia.

El estilo de Guillermo del Toro aparece por momentos para darnos momentos memorables con altas dosis de suspenso. El look visual es fantástico y la película logra construir una atmósfera oscura e inquietante que se mantiene durante la primera parte y que nos revela a un protagonista que asciende para luego, en la segunda mitad, descender a los infiernos. La historia es sencilla, pero logra cautivar al presentar a un pícaro pero emprendedor hombre que logra hacerse una cierta fama como mentalista y del cuál somos cómplices al conocer algunos de sus secretos, sin dejar de admirar su habilidad. Su ascenso parece encaminarnos a la historia mítica de superación de un hombre que emerge del fango para conseguir el éxito, pero los giros de la segunda parte demuestran que realmente se trata de una historia diferente, lo cuál no habría estado mal si se hubiera logrado un mejor ritmo narrativo y un mayor desarrollo de los demás personajes.

Así las cosas, llegamos al final de la película con muchas escenas innecesarias pero, paradójicamente, grandes vacíos sobre algunos personajes importantes y un par de cabos sueltos que nunca acaban de resolverse y que terminan siendo huecos del guion. La película se pierde en un callejón sin salida al no ser capaz de comprender que el suspenso funciona durante un tiempo determinado pero, cuando se prolonga más de la cuenta o no se develan de forma suficiente los misterios, termina transformándose en tedio y decepción. Aunque se disfruta por momentos, El callejón de las almas perdidas es una película que tenía todo para ser magnífica por su planteamiento, pero se ahoga en su ejecución.